
Tenían un propósito: encontrar a esas mujeres que los llenaran, los completaran y los hicieran arder sin control con un fuego santo y profano. Buscaban a su compañera del alma, cuyo toque los consumiera con el deseo y cuyos besos refrescaran como la lluvia más fría. Y cada hombre sabía que para él había sólo un verdadero amor... y encontrándola, hallaría la salvación.
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