
Lo más adecuado era casarse con ella... aunque fuera por obligación.
Christopher Darío deseaba desesperadamente la empresa Medrano, pero el trato incluía una condición sorprendente... casarse con Dulce Medrano, una mujer de mala reputación. Christopher no estaba dispuesto a que lo obligaran a nada, especialmente a casarse.
Pero Dulce no era como la había imaginado. Christopher no podía quitarse de la cabeza aquel maravilloso cuerpo e incluso comenzó a pensar que quizá no merecía la reputación que tenía. Quizá la idea de casarse por conveniencia no fuera tan mala después de todo...
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